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miércoles, 7 de septiembre de 2011

Capaz.

Dos velas, dos platos y una botella de champagne.
Intercambio dialectico del estado de nuestros corazones.
Compartir desconsuelos y aflicción, placer y exaltación.
Madrugadas enteras hablando juntos.
Raptarnos fugazmente y ver nacer el dia.
Sudar ginebra y limón las noches pares del mes.
Acariciar la dulzura de nuestros abrazos
Tiritar juntos en la carretera.

Ser capaces de cualquier cosa, de todo,
tener las aptitudes necesarias para perdernos y encontrarnos, para querer y que nos quieran, para hablar y que nos hablen, para subir no cuatro, sino cuarenta escalones y burlar juntos el tiempo, para apagar las luces y amenizar las horas, nuestras horas. La espontaneidad guarda la belleza y la dulzura de dos personas capaces.

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